salsinmiedo

Buenos Días a todos/as. Disculpen haya esperado hasta el día de hoy para mostrar este affiche, pero tengo la responsabilidad, el placer y ahora la verguenza de mi imprudencia, de compartir con ustedes la invitación, específicamente uno de los pasquines utilizados para convocarnos a ser parte de un refrescante evento cultural. Se trató puntualmente de la lectura de “Carla Feliz” un cuento muy especial de la autoría de Tere Marichal, para muchos/as la querida María Chuzema, que tantos cuentos convencionales se ocupó de leer a mi generación durante muchas mañanas de las pasadas dos décadas. Que grande sos. Por sus esfuerzos, por su insurgencia, sobre todo por ser blanco fácil y poner la otra mejilla.

Gracias Sra. Marichal, sin duda una de las más grandes dramaturgas de nuestra nación, poeta, activista y humilde filántropa. Por el derecho a la educación, por el respeto y por el amor, Carla Feliz:

Carla Feliz
Nació niño, pero era niña.
Era una niña encerrada en el cuerpo de un niño, por eso cuando hizo el descubrimiento no perdió el tiempo.
Se quitó los pantalones y se puso un tutú de su hermana mayor.
Entonces fue muy feliz.
Bailó por toda la casa. Rió como nunca antes lo había hecho y gritó con fuerzas:
-¡Yo soy una niña!
Lo dijo con tanta alegría y certeza que sus padres entendieron enseguida.
Entonces todos comenzaron a bailar por la casa.
Aquella niña fue tan feliz que su cabello comenzó a crecer de momento.
Fue tan feliz que su hermana mayor sacó todas las muñecas y jugaron juntas toda la tarde.
Fue tan feliz que nadie se atrevió a decirle que ella era un niño.
Y desde ese día en adelante todos supieron que ella era la niña más valiente del vecindario.
Aquella niña se atrevió a ser lo que verdaderamente era: una niña.

Y fue sencillo cambiar su nombre. En vez de Carlos, ahora se llamaba Carla.
¡Carla Feliz!